Quizás el otoño nos regale la posibilidad
de sentir el ruido de hojas secas
cuando vamos avanzando,
como dándonos cuenta
que lo que vamos pisando ya no lo es más.
Y sin embargo aún hace ruido en nuestro interior.
Quizás es para que comprendamos que allí están,
crujiendo a nuestro paso los rastros de un pasado necesario,
para dejar lugar en nuestras ramas
a los brotes que vendrán.

Olga Sain .
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