Quisiera dejar dormir las palabras
para que el silencio sea dueño de los instantes.
Les voy quitando sonido,
las escribo,
no las pronuncio.
Ocupan una delgada línea de mi pensamiento,
solo eso...
He licuado la escasa abundancia para derramarla sobre el camino.
Como agua mis ojos, mis manos, se tiemblan en la luz,
chispas viajeras que juegan a tropezarse en una vidriera que se aleja
buscando su pertenencia al mar,
al terreno pantanoso;
dulce prisionera de la seca tierra que se la bebe despacio,
a salpicarse sobre el arco del puente
para ser vapor bajo el sol del mediodía...
Doy paso al silencio.
A mi silencio.

Olga Sain .
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