Se cuartean las sombras de las horas cual anhelos que buscan la luz cegados en su inicio.
Se rompieron los recipientes de la fragilidad y esta ordena las gradas de un aforo entre ruinas.
Besos a destiempo, desmayos de un saludo en el desencuentro.
El pie horada los adoquines como ladrón de realidades,
se encharca y resbala, se detiene cansado.
Ruidos en los balcones cerrados.
Insisto en los timbres de portales al azar,
ayer era otro número, otra calle, otra familia,
otros amigos, una celebración.
Hoy, zumbidos a la distancia para acomodar silencios.
Se demoran las esquinas del final del paseo,
donde mis ojos son herejes de su mirada.
¿Qué día es hoy?
No importa, hoy es una conjetura que alcanza quimeras
y las destroza en la certeza de creerse poderosa.
Hoy es nada, solo un error en el calendario...

Olga Sain .
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