Dejé caer el verso de mis labios esperando tu beso.
Y fue ese nuestro poema, tinta de amor, único verbo.
Dejé caer la vida sobre tu cuerpo,
atravesando mi piel en tu secuestro.
Tembló la luz rielando en nuestro aliento.
Los ojos entornados, una única respiración escarchando aromas
y la ternura estremeciendo tus manos en el llanto de mi deseo.
Dejé volar el alma con mi cabello enmarañado a tu cuello
mientras se derramaba en cascada el silencio
lentamente sobre tu sueño...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Dejé caer la vida sobre tu cuerpo,
atravesando mi piel en tu secuestro.
Tembló la luz rielando en nuestro aliento.
Los ojos entornados, una única respiración escarchando aromas
y la ternura estremeciendo tus manos en el llanto de mi deseo.
Dejé volar el alma con mi cabello enmarañado a tu cuello
mientras se derramaba en cascada el silencio
lentamente sobre tu sueño...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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