Un leve parpadeo luego ternura en tus besos,
aunque se ausenten de mi piel.
Soñar es una dulce tarea para regar en la mañana,
esas flores pintadas en el suelo del balcón.
Los pajaritos picotean migajas en las esquinas
y yo recuerdo aquél tiempo donde tú los llamabas
imitando sus trinos y buscaban en tus manos
trocitos de pan seco.
¿Dejaste la sonrisa en la frescura del amanecer?
Un leve parpadeo, tus manos en mis manos, mi frente en tu hombro.
Silencio.

Olga Maria Sain
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