Ayer, un pequeño bálsamo con dulces sorbos de lo cotidiano.
La lluvia acompañaba navegándonos encuentros:
Fugaces, transparentes, únicos.
Siempre lo fueron entre muros de hielo, entre espinas y desgarros.
He colocado en mi cuello un pañuelo aromado en chanel
Dejemos que esos momentos se queden en el lugar que elijan,
nosotros somos comparsas que a veces dejamos las torturas
selladas en un cofre dentro de la vitrina de una casa que no existe.
Las emociones callan hasta la mínima expresión.
Un punto, un final, un suave paréntesis que se libera.
Mi dolor pudo dormirse en su secreto refugio.

Olga Maria Sain
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