Nunca he tenido demasiados rituales
ni esos gustosos encuentros cada tanto deseados y esperados.
Más vale, he tenido de los obligados.
De los de calendario, agendados hace años y de presencia forzosa
De esos que pesaban ya desde días antes y más con el correr de las horas.
No he tenido esperanzas en los días previos a la venta de esperanzas por las vidrieras
ni sueños comprados en anuncios programados para lograr la atención de mis sentidos.
Será por ello que he vivido cada uno de los momentos libremente elegidos con el alma libre y dispuesta.
Será por ello que le sonrío a la duda de la conciencia y al esmero por seguir mis sentimientos.
Será por eso que disfruto tanto la dicha que me da pensarnos
en esos momentos únicos que sólo nosotros creamos,
lejos de los obligados y los permitidos,
cerca de los latidos de dos corazones que se buscan y se encuentran.
Y no importa la manera.
Cerca o lejos, se abrazan. Se estimulan. Se alcanzan.
Y caminando descalza a un encuentro, desde mis sueños cada día disfruto más de lo que vendrá.
Será por eso
quizá
que escribo
sonriendo
sin otro ritual
que el sentir atravesando mi alma.

Olga Maria Sain
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