Ellos, ellas, amigos amados, los que pasaron por mi vida,
hoy se entretienen en decorar nuevas habitaciones
que no disfrutamos juntos,
que se hacen hogares en lo más íntimo,
en lo que apenas se esboza, sueños, redes de sueños
que flotan ilusoriamente.
Un mensaje quizá se grabó en una piedra de algún lugar.
Momentos donde la luz se hizo cómplice de nuestros ojos.
Hoy tomo sus manos con los ojos cerrados
sintiendo un aroma que se mueve a su antojo en la memoria.
Esa que duerme tranquila en rincones que ya no hay que descubrir.
Aunque yo quisiera acurrucarme en sus alrededores
para ser compañera de sus huellas. Mis amigos, amigas, recuerdos grabados en mi alma. Y que viven conmigo.

Olga Maria Sain
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