Nunca me regreses mis ojos mirándote,
mi boca en tu beso, mi paso en tu huella
no me traigas hoy mi sonrisa aquella,
tampoco la lluvia que no nos mojaba
tu risa en la mía que nos extasiaba.

No vuelven las noches que nos cobijaron
con dulces caricias, con sábanas blancas,
los ruidos nocturnos que no se escucharon
por nuestros gemidos ahogados, soñados.

Ya no me menciones en tus largas charlas
olvida mi nombre, olvida mi sino
y el camino, ése, que un día elegimos.
Siempre que respires estaré contigo
en ti me he quedado, como tú conmigo.
Los grandes amores no mueren, se quedan
y aunque estés ya lejos siento que en ti vivo.

Olga Maria Sain
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