No me arrepiento de los tiempos en los que he sufrido;
sé que la libertad tiene un precio alto,
tan alto como el de la esclavitud.
La única diferencia es que se paga con placer y con una sonrisa.
Incluso cuando esa sonrisa esté mojada por mis lágrimas.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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