Nos amamos tanto que teníamos una especie
de temor a vivirlo profundamente,
como si fuese una flor que pudiera marchitarse.
Si nos extrañamos, nos buscaremos pensamos juntos.
Nunca nos dijimos adiós.
Y no nos dejamos de esperar.
Ni de de amar.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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