Acude la tristeza a consolarse en mi regazo,
a solas con mi silencio, acurrucada en el amor.
Niña doliente que recoge lágrimas de mi sequía
la de mis párpados entornados en las notas
de una nueva melodía a media voz
como susurro junto al arroyo que se demora en las piedras.
Como blando temblor que acaricio con mi rostro
pausando el ritmo, deshaciendo un arpegio.
Danzan las hojas de los árboles al compás
del efímero vuelo de las mariposas.
Y la tristeza se duerme nutrida por una esperanza
aunque sólo sea un posible, una promesa, un quizá, un tal vez.
Niña despeinada que se cansó de llorar mi desconsuelo.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Niña doliente que recoge lágrimas de mi sequía
la de mis párpados entornados en las notas
de una nueva melodía a media voz
como susurro junto al arroyo que se demora en las piedras.
Como blando temblor que acaricio con mi rostro
pausando el ritmo, deshaciendo un arpegio.
Danzan las hojas de los árboles al compás
del efímero vuelo de las mariposas.
Y la tristeza se duerme nutrida por una esperanza
aunque sólo sea un posible, una promesa, un quizá, un tal vez.
Niña despeinada que se cansó de llorar mi desconsuelo.
Olga Maria Sain
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