Antes de la mañana
mis palabras se sumergen en ese río de silencio
sobra decir que es la suma de todas esas soledades saldadas
lo impreciso en la formalidad de las piedras donde están trazados
los recuerdos pasan uno a uno las señas del calendario bajo la inclemencia de un abismo,
bajo la fortuna de la lluvia de noviembre
el péndulo no se cansa de su cotidiano vaivén
viene y se va como un pájaro de luz
que arma su nido en la lámpara de neón.
La humedad del corazón se arrastra en la pálida estrella
sin el crepúsculo nocturno de tus desaciertos
una tonalidad fragmentada en el recuadro de una despedida
restando espacios,
multiplicando sombras
en los cuernos de marfil de una figura deforme.
Son los miedos
devorados por la intranquilidad de este claustro poblado de vacíos
entonces,
mis deseos comienzan a despejar imágenes flotantes
en el horizonte de mis ojos...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
sobra decir que es la suma de todas esas soledades saldadas
lo impreciso en la formalidad de las piedras donde están trazados
los recuerdos pasan uno a uno las señas del calendario bajo la inclemencia de un abismo,
bajo la fortuna de la lluvia de noviembre
el péndulo no se cansa de su cotidiano vaivén
viene y se va como un pájaro de luz
que arma su nido en la lámpara de neón.
La humedad del corazón se arrastra en la pálida estrella
sin el crepúsculo nocturno de tus desaciertos
una tonalidad fragmentada en el recuadro de una despedida
restando espacios,
multiplicando sombras
en los cuernos de marfil de una figura deforme.
Son los miedos
devorados por la intranquilidad de este claustro poblado de vacíos
entonces,
mis deseos comienzan a despejar imágenes flotantes
en el horizonte de mis ojos...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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