Cuando las sombras fueron alas conteniendo la luz para mi sino,
acariciaron rejas como espuma de mar.
!Libertad quédate junto a mí.¡
Ella se esconde en el recorrido del tic-tac de un reloj
al que le arranqué la manecilla que marcaba las horas.
Llegar a ningún lugar, fugacidad en el suspiro ensanchando el pecho.
No es un largo camino, es un carrusel que lleva fantasías,
caballos que vuelan, carrozas que son cisnes en un lago de ensueño
Y un juglar tocando campanillas repitiendo su tintineo
en un canon que se reitera y desordena la espera en la crisálida del tiempo.
Vuelan mis ojos con el caudal de mariposas y pido solamente por hoy:
!Libertad sigue junto a mí.¡
Es que el poema quiere prolongarse en la desnudez de un epílogo
sin palabras, con puntos suspensivos.
Eso, nada más.

Olga Maria Sain
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