Hoy, solo tengo un gesto, un gesto que me ensaya a mí misma,
no es mío, me fue prestado por las circunstancias de la vida.
Ha sido escogido entre los muchos que llevaba
ocultos entre luces, escondido entre sombras.
Miro en el espejo y no lo encuentro,
mi rostro es el de ayer, un poco más descolorido quizá,
con las pupilas quietas para enfocarse hacia el interior.
Pero no es visible para mis ojos, no se muestra espontáneo,
en su torpeza frunce el entrecejo, intenta muecas,
pero no tiene ganas de juegos solitarios.
Hoy no...
Contemplo un instante el color de la mañana,
y entonces se muestra ese gesto casi sin atreverse a sentir su significado.
La mirada perdida en un horizonte que penetra en mi pecho,
la cabeza ladeada perpetuando una búsqueda,
una espera, un vacío en la confianza.
¿Presagios?
Hay voces que se esconden en un antiguo calendario.
Ahora sí, entiendo.
Es que un aniversario se acerca, para que yo lo olvide.

Olga Maria Sain
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