Voy detrás de mi personaje, he vertido en él la desnudez como un disfraz
casi transparente.
Agua que ocultas todo cuanto arrojas desde lo alto.
Tiempo atrás la joven jugaba a ser niña y la niña a ser anciana,
cuando el desprendimiento era júbilo en el dolor y tormento en la plenitud.
Escucho a mi sombra aconsejando a los muros, al tortuoso camino,
intentando desbocarse entre los nuevos brotes de la primavera.
Hoy los payasos visten nuevas galas para sus viejas piruetas
en un improvisado escenario en el centro de la plaza.
Y la niña -anciana sonríe detrás de las lágrimas
porque ellas la invaden como urgente ríada cuando el alma se desborda.
Y se ruborizan las mejillas sedientas de besos soñados en su soledad.
Un globo azul que se ha enganchado en la esquina de una cornisa,
me saluda en su vaivén.

Olga Maria Sain
©Derechos Reservados



Comentarios