De pronto apareces.
Te meces suave entre el renglón y el cielo.
Nublas el pensamiento y desnudas el deseo.
Te miro y extiendo tu imagen con mis dedos.
Te alcanzo.
Me estremezco.
Nada más bello
que un encuentro
en el que las almas
comulgan
en el verso de un poema.

Olga Maria Sain
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