Esta piedra no termina y no cambia su propósito
busca con sus miles de facetas encontrar mis ojos.
Me asfixian como pétalos afilados.
Y me hablan de tu ausencia,
de palabras no dichas.
A ellas las busco, las beso, las rompo.
Sus sílabas, las vocales, son amantes, hermanas.
Las escucho en tus versos
Obedecen a un aliento mágico y oculto.
Me indican las calles y avenidas donde correr,
los lugares donde ocultarme,
me muestran esa parte del cielo que no tiene puestas de sol,
donde cada cosa es más fuerte que el hombre.
¿ Dónde escondo al amanecer mis lágrimas?
¿ Dónde tú me consolarás ?

Olga Maria Sain
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