Mis deseos son tuyos para que logren degustar tu pensamiento,
pletórico de deleites y también de miedos,
para que puedan sosegar tus ansias en tu níveo ensueño,
carente de desasosiegos y quimeras,
pero pleno de afanes y estimulaciones.
Mis labios indagan el tenue crujido del acercamiento delicado
que haga latir tu alma y haga estallar la prevención de tu subliminal avidez y esfume el apetito reprimido y desposeído de autodeterminación y contienda solidaria.
Mi boca quiere engullir el sí de tu ofrenda definitiva y prematura,
asegurar y disfrutar tu naturaleza límpida y tenue,
afianzarse en la fruición de besos y colores de deleite,
en la cesárea que elabore y estimule
la loca sensatez del desorientado enamorado.
Por eso es que te manifiesto que... hoy quiero beber tu espíritu.

Olga Maria Sain
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