No importa quién soy. Ni como me llamo.
Elija cada quien un nombre. O llámenme Ausencia.
Porque mi naturaleza es esa.
Desde siempre, desde el primer llanto, desde el primer aliento de vida,
desde la primera palabra que arrojé al mundo.
Soy una de esas mujeres que tienen fuego en el alma,
que tienen la vista y el oído atentos,
que hablan con los árboles y las hormigas, que tiene en el cerebro algo de Hipatia, de Artemisa o de una abeja.
Y soy hermosa. Tengo la belleza de la luz, de la armonía,
del mar en plena tempestad, de una leona, de los girasoles,
de la lavanda y también de la hierba mala.
Porque soy ausencia y bruja.
Soy diferente, soy única, soy otra, soy yo misma,
estoy fuera de los cánones, de los esquemas, soy a-normal.
Soy simplemente yo.
Vivo orgullosa de mi ser animal-mujer-gitana-
pseudo escritora, artista y loca arquitecta de mi vida.
Sé utilizar la cabeza, porque siempre digo lo que pienso, porque no tengo miedo de la palabra peligrosa, de ninguna palabra.
A menudo parece que molesto a la santa inquisición de este extraño tiempo, de esta edad media de tribunales mediáticos y apáticos.
Soy ausencia y quizá más bruja porque las hogueras todavía existen
y yo - antes o después - podría terminar allí.

Olga Maria Sain
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