Todas las ausencias pasan,
la tuya se instala haciéndote presencia.
Todo queda inmóvil en ese día,
cuando no danzaste con las flores de mi pelo.
Ya no estás en la tarde que se va haciendo noche
y no tengo versos para hacer el poema al que niegas tu belleza.
Queda solo el silencio, la luna, las estrellas
y mis lágrimas que tienen tu nombre.

Olga Maria Sain
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