Confía en las personas que no se avergüenzan de llorar,
porque para sentirse osadas y fuertes son buenas todas.
Confía en las personas que te abrazan muy fuerte,
tan fuerte que te quitan un poco el aire y llenan de calidez tu alma.
Confía en las personas que te hacen reír hasta hacer que te
duela la panza, esas que aunque no esté todo bien, dicen estarlo.
Si no todo va muy bien, se ríen,
y si todo va mal, es mejor no pensar y dejar que fluya.
Confía en las personas que necesitan del contacto piel a piel,
esas que se cubren con el edredón hasta la cabeza.
Esas que tienen centenares de sueños, y que
sabiendo que no se pueden alcanzar todos,
siguen soñando lo mismo.
Esas que cantan aunque desafinen, las que
bailan aunque no conozcan los pasos.
Confía en las personas que permanecen a tu lado para escucharte, aunque no sepan que tienen ingenio para consolarte.
Confía en las personas que con mirarte a la cara
entienden como estás.
Esas que no piden nada, pero saben todo.
Esas que han visto todos tus defectos y se mantuvieron a tu lado
lo mismo.
Y sobre todo confía en las personas que no hacen
mucho caso a las palabras porque saben
que en la vida lo que cuentan son los hechos.

Olga Maria Sain
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