No sé qué es, quizá sonidos remotos
de una fábrica de recuerdos
que mutan los brazos en pinzas invasivas
mimetizados entre las zarzas
y penetran hasta mis entrañas.
El viento deshace el nudo de la madeja
que se abre por accidente.
Todo es confuso y mis luchas internas implacables.
Huelo la venganza,
no quiero ver a tu ser ajeno.
Tengo la apariencia de un juego modificado
con la luz reveladora de átomos y ruinas.
Me presento con la terrible belleza
arcana de mi existencia.
Me he acostado húmeda y fecunda
en las profundidades oscuras
de precipitados sonidos lejanos.
Pero ahora vienen a mí, por mí.
¿ Creerás que voy a huir?
Entre mis silencios encontrarás
la posibilidad de llegar por la ventana.
Si tú la encuentras te dejaré entrar.
No soy letal.
Soy solo la deformación de un vacío
interrumpido aquí y allá
por los murmullos que laceran
a mis antiguos miedos.
Verás en qué me he convertido...

Olga Maria Sain
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