Una mujer peligrosa es una mujer que ha escogido.
Que sabe lo que quiere,
y no se conforma con menos,
que conoce la forma correcta de mirar.
Que no tiene miedo a estar sola,
que sabe escucharse a si misma.
Que se encuentra en los ojos que la miran
con admiración y simpleza.
Que se viste de dignidad.
Que no promete abrazos o caricias que no puede dar.
Que conoce el peso de los vocablos,
que habla para explicarse y contar emociones.
Que sabe usar las palabras pero nunca para herir.
Que da la espalda cuando es tiempo de irse,
sin nada más que decir.
Que se queda también en las tormentas,
y reconoce el sol por el cual vale la pena luchar.
Existen mujeres peligrosamente hermosas,
con belleza que se refleja en su mirada, su voz,
su decir, que conocen el verdadero significado de la palabra amor.
Existen mujeres peligrosamente bellas
que son un desastre perfecto,
con defectos amorosamente desordenados
atrapadas por manos que estrechan cuerdas
deseando atar su alma.
Pueden asustarte, pero si cruzas el umbral del miedo,
encontrarás un amor inigualable
en una boca, en un alma que no conocías.
Esas mujeres quizá no sean buenas para hablar,
solo saben darte todo sin quitarte nada
en tan solo un segundo.

Olga Maria Sain
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