Escaparnos a la hora en que la ciudad duerme
y despiertan sin miedo, los miedos de los valientes.
Quizá lo mejor primero, sea amarnos mucho
y después mantener la cabeza fría aunque el interior arda.
Llorar no nos hace más débiles.
Es el primer paso para que los amaneceres duelan menos.

Olga Maria Sain
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