Entre tantos ojos eran tus ojos.
Entre tantas palabras eran tus palabras.
Entre tantas sonrisas eran tus sonrisas.
Entre tantos buenos días y buenas noches,
eran tus buenos días y tus buenas noches.
Eras tú.
Nadie más.
Tú.
No lo has entendido.
Y nunca lo entenderás,
o tal vez nunca te ha importado
que eras tú todo lo que deseaba.
Que eras y eres aún, el amor de mi vida.

Olga Maria Sain
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