Ella era complicada, lo que los otros no sabían
era que también para ella era complicado estar en su cabeza,
vivir en el caos de sus pensamientos,
dejándose arrollar por emociones que llegaban
como marejadas nocturnas,
sin pedir permiso, inundando cada cosa.
Luego estaba el desorden, donde todo se perdía:
lugares, cosas, personas,
pero nunca los recuerdos, esos nunca,
siempre estaban a la vista, en un mix de angustias y escalofríos,
de sonrisas y de lágrimas, de estados de ánimo bajo la piel
y miles de palabras retenidas queriendo saltar de su alma...

Olga Maria Sain
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