Te esperaré cuando llegues con los ojos cansados,
para tus silencios estarán dispuestos mis oídos
y te acunaré susurrando palabras mudas.
Regresarás con tu andar tranquilo
vestido solo de pausas serenas.
Secretos y guiños cómplices nos llevarán lejos
Te he de aguardar ansiosa, con toda mi ternura
guardada para entregártela a la hora del ocaso.
Habrá una suave brisa que descanse tus ojos
y acaricie tu frente y tu mirada.
Te esperaré despierta y entre todas las horas,
en todos los momentos, en todos los instantes
desnudaré mi alma.

Olga Maria Sain
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