Cerrar
los ojos
y sentir
que el propio
latido
tiembla
en otro
corazón.
Que la piel
se eriza
con la misma
brisa
que recorre
otro rostro
y otro
pensamiento.
Que un nombre
vive
en otra voz
y el sueño
anida
en un nuevo
intento
de dos que desean
ser un nosotros.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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