Un día serás grande, te vas a ir lejos de mí, no querrás más que te haga cosquillas, no querrás más dormir en la cama conmigo.
Te vestirás sola y no necesitarás mi mano para bajar un escalón,
no correrás más hacia mí con lágrimas en los ojos por miedo a la oscuridad, no me buscarás más con la mirada para saber dónde estoy.
Te preguntarás por qué te llamo tantas veces al día,
por qué te busco con la mirada en medio de la gente,
te preguntarás por qué quiero acomodar tu falda,
por qué quiero tu mano para subir al automóvil.
Y a veces me vas a aborrecer, me cerrarás la puerta en la cara,
te preguntarás por qué me tienes a mí como mamá y no a otra.
Me sentiré morir por dentro y con el corazón lleno de lágrimas
tocaré de nuevo a tu puerta porque una mamá siempre vuelve por su hijo.
Te diré algo hija:
Detrás de todos mis actos hay una convicción y es mi amor por ti.
Seré la certeza de todas tus dudas, seré la luz en tus momentos más oscuros.
Siempre seré tu mamá y tú mi bebé.

Olga Maria Sain
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