Me hubiera gustado decirte: No me mires
pero mi sonrisa te decía: Mírame.
Me hubiera gustado decirte: No me busques
pero mi mano te indicaba: Sígueme.
Me hubiera gustado decirte: No me beses
pero mi boca susurraba: Hazlo.
Así es el amor, tiene su propio lenguaje...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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