¿Qué tengo?
Manos temblorosas que se ofrecen con la fuerza quebrada,
calientes por la entrega de lo que no puede sostener.
Una mirada que cae a veces muy lejos, allá, detrás del horizonte
intentando hacer nido en la rama más alta de un viejo árbol.
Un arcaico cansancio que se acurruca en el regazo
del suave murmullo del agua del surtidor
y cuenta viejas historias en sus breves despertares
cuando la luz se levanta de su apacible letargo.
¿Qué tengo?
Sueños que se extinguieron ensimismados
en la melancolía de su enigmática luz
lealtad sin condiciones, sin metas ni acuerdos
-Sueños, andamios del amor.-
Se van escarchando las flores que recogí ayer en el prado,
con lágrimas tibias, enfriándose gota a gota
para calmar la fiebre que enciende mi piel.
El volcán intenta quebrar barreras de una templanza.
¿Qué tengo?
Apenas unas migajas de secos pétalos,
de espinas desgastadas y mi sangre con su savia
nutriendo la sedienta tierra.

Mujer, vientre de madre,
todavía soy una emoción que permanece.

Olga Maria Sain
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